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Las islas afortunadas también tienen suerte con el lenguaje, porque esta “modalidad atlántica” del español tiene elementos en común con el andaluz, los dialectos caribeños, el portugués y, por supuesto, la impronta que dejaron los aborígenes canarios.

¿Y qué obtienes cuando metes en una coctelera tanta riqueza lingüística? El canario, uno de los dialectos más fascinantes —y descacharrantes— del castellano que, no lo olvidemos, también tiene sus sutiles variaciones entre islas. A continuación, seleccionamos un puñado de expresiones canarias que son un atractivo más de nuestro amado paraíso atlántico.

14 expresiones canarias que solo entenderás si eres canario

Descubriendo la Graciosa, la sonrisa de Canarias
Carteles informáticos en La Graciosa de Canarias – Fuente: Unsplash

El castellano y el portugués llegaron a las islas Canarias en el siglo XV, cuando los europeos del norte decidieron que no era mal plan conquistar estas islas en el Atlántico, tal vez como base para otras exploraciones más ambiciosas que no tardaron en llegar.

Pero hete aquí que los conquistadores se encontraron con diferentes pueblos como los guanches tinerfeños, los majos de Fuerteventura y Lanzarote o los gomeros de La Gomera que lucharon por defender su identidad durante décadas. De esta integración entre lenguas, culturas y espíritus se fue configurando el dialecto o habla canaria que tanto caracteriza a los habitantes del archipiélago.

¡Ños, qué viruje! Voy po’l pulóver

Un recio germano o un flemático inglés nunca pasará frío en Canarias y siempre irán en cholas (con calcetines, of course), pero los canarios tienen un termostato un poco más sureño y necesitan una capa más de ropa cuando arrecian los alisios. En otras latitudes nos pondríamos una cazadora (¿para cazar?) o un jersey, otro término que tampoco oculta su origen inglés.

Pero en Canarias, especialmente en Gran Canaria —donde hace poco han inaugurado una firma de ropa con ese nombre— se ponen el pulóver, nada mejor para luchar con el viruje. ¿Y “ños”? Pues eso, el “dios” canario que puede usarse tanto para un roto como para un descosido.

¿Cogemos la guagua o subimos a chola pa’l chozo?

Si hay una palabra canaria que despierta la simpatía peninsular esa es guagua, porque también es un término habitual al otro lado del Atlántico para designar autobús. En cuanto a “chola” hace referencia al calzado cómodo o las chanclas, pero también a ir a pie. Y el “chozo” es, según la Academia Canaria de la Lengua, una vivienda humilde, pero también se usa de sinónimo de cualquier tipo de casa, como sería la keli en Madrid.

Este golfiante no deja de golisnear

Los peninsulares nos podemos hacer una idea de lo que quiere decir, ¿no? Pero lo aclaramos. El golfiante es definido como un pícaro, un sinvergüenza, un vividor y paramos ahí que estamos en pleno proceso electoral. En cuanto a golisnear viene a ser husmear o fisgonear, procediendo del verbo “oler”. Así que esta frase se traduce como: “ya está este sinvergüenza husmeando”.

Ya está el tiesto jimpando el mojo picón

Mojo Picón - Fuente: Depositphotos
Mojo Picón – Fuente: Depositphotos

El gorrón tonto’l puto que dirían en Murcia se puede llamar “tiesto” en Canarias, sobre todo cuando se apropia de toda la comida con mala idea, por egoísmo. Y es que “jimpar” es atracarse de comida y bebida con especial voracidad. Y con el mojo picón no se juega en Canarias, que luego las papas arrugadas no saben igual.

¡Fos, estás to’churrioso!

Tu hijo ha estado en un macro cumpleaños con los amigos del colegio. Han tenido de todo, castillos hinchables, fútbol, pilla pilla, y demás. Luego la merendola y vuelta a correr. Y cuando vuelve a casa está hecho una piltrafa. ¡Fos, estás to’churrioso! que viene a ser, ¡madre mía, qué cochambre me traes, zagal! venga a la ducha, venga… ¡ños!

No fui un sarpeta, pero tuve mis quince

A la hora de hablar del pasado, a todos nos gusta contar dos o tres batallitas de “cuando fuimos los mejores”. Si estamos en Canarias podemos decir que no fuimos unos sarpetas —unas personas de mal comportamiento— pero tuvimos nuestras quince, que también brillamos en nuestra juventud, tuvimos un par de novias o novios y armamos algún lío que otro.

Jíncate un tuno

Pues viene a ser lo mismo que vete a freír chuchangas, a pulpiar la marea o arráyate un millo. Te lo imaginas, ¿no? Pues eso, que aquí sobras, machango, cachanchán, bobo mierda… así que ya puedes ir ahuecando el ala que diríamos los peninsulares.

Cuando llegamos, ni humo ni pelo

Fuerteventura
Fuerteventura, donde en muchas playas no encontrarás ni humo ni pelo. Mejor así, ¿no? – Fuente: Unsplash

Te mandan un WhatsApp de que en la chosa del Santana hay un boncho del copón. Y tú te pones tus mejores galas para el tenderete. Pero cuando llegas al lugar en el que te han citado no está ni el tato, ni rita, no hay ni dios, ni humo ni pelo.

A ti te gusta la papita suave

Lo que en Murcia sería, “déjate de chanchamarranchas, que eres un mindango” en Canarias sería algo así, es decir que no das un palo al agua, que no te gusta trabajar, que eres un haragán, un gandul, un zángano, un flojo, un huevón. Pero sin acritud ni nada, que estamos en periodo (re) electoral.

Pero también tiene otra connotación un poco más de buen rollo: que te gusta relajarte, tomar las cosas con calma, good vibes only y todo eso.

¡Chacho, chiquito jilorio!

¡Vaya fame! dirían los asturianos. Y es que cuando el hambre aprieta se agudiza el ingenio también con el lenguaje. Según la Academia Canaria de la Lengua, “jilorio” se traduce como “sensación de malestar en el estómago producida por ganas de comer”. Es decir, algo más que hambre, de ahí la ironía de “chiquito”, “voz que, usada en construcción exclamativa y antepuesta a un nombre, pondera los característicos atributos de este”. Pues eso, cualquier cosa a la que siga chiquito es lo contrario de chiquito.

Me desperejilo por viajar, pero no tengo moni, chacho, ando con el culo a dos manos

Lo que nos pasa a muchos, que estamos ansiosos por descubrir más mundo, pero nos faltan posibles a pesar de estar más molidos que un gofio. Pero mientras vamos ahorrando, nos podemos inspirar con esta revista, que es fuerte puntal.

Ese huevo quiere sal

La Academia de la Lengua Canaria confirma que este divino eufemismo es made in Canarias: se emplea cuando alguien no puede disimular sus pretensiones no confesadas. Y es que los huevos necesitan sal, sobre todo en primavera, sobre todo en las islas afortunadas.

Eres más listo (o más largo) que un silbido

Monumento al silbido en La Gomera - Fuente: Depositphotos
Monumento al Silbo Gomero en La Gomera – Fuente: Depositphotos

El silbido es algo más que un sonido en buena parte de Canarias. Ahí tenemos el silbo gomero. Así que es normal que este término se asocie con astucia o inteligencia. Así que si un día te dicen que eres como un silbido, no pienses que te están llamando breve o corto, sino, al contrario, espabilado, sagaz.

A estos peninsulares se les va el baifo con el canario

A estas alturas ya sabrás que los peninsulares somos los españoles que no somos naturales de las Canarias, lo de allá arriba. E “írsele a alguien el baifo” es meter la pata, perder la cabeza o no tener ni pajolera idea. Y es que el canario no se aprende en un día ni dos. Y qué mejor idea que pasar una temporada en las islas afortunadas aprendiendo canario y sazonando el huevo papita suave.