Desde su fundación en 1478 hasta nuestros días ha sido testigo de importantes hechos históricos, puerto de escala y encrucijada entre tres continentes, enclave codiciado por piratas y, ya en tiempos más recientes, destino turístico de primer orden. Con semejante historia a sus espaldas y un patrimonio fascinante, Las Palmas de Gran Canaria se ofrece al viajero como una urbe multifacética y atractiva, salpicada de rincones repletos de sorpresas, escenarios de episodios singulares, anécdotas increíbles protagonizadas por estrellas del celuloide y enclaves en los que disfrutar de las aguas del Atlántico.

48 horas se antojan escasas para descubrir todas sus maravillas, pero un recorrido por la capital grancanaria durante este tiempo supone un aperitivo perfecto para hacerse una idea de todo lo que ofrece la ciudad más poblada del archipiélago…

DÍA 1: VIAJE A LOS ORÍGENES

Vistas de Las Palmas desde la Catedral de Santa Ana

Todo empezó el día de San Juan de 1478 en el barranco de Guiniguada, donde las tropas de Juan Rejón iniciaron la conquista de la isla enfrentándose a los bravos isleños, que no pusieron las cosas fáciles. Allí comenzó a construirse lo que hoy es el barrio de Vegueta, germen de la ciudad, así que no hay mejor lugar para iniciar una visita a la capital grancanaria. Comenzamos a primera hora en la plaza de Santa Ana, el foro más destacado de la ciudad, pues aquí se encuentran las Casas Consistoriales –en un extremo– y la catedral –justo en frente–.

En la plaza, flanqueada por vistosas palmeras, se encuentra también el obispado, además de otros edificios de estilo colonial y modernista. La catedral, cuya construcción se inició en 1497, destaca por su piedra oscura de origen volcánico, y ofrece una vistosa mezcla de estilos arquitectónicos, desde el gótico hasta el neoclásico. Tras recorrer su interior podemos subir hasta lo alto del templo para contemplar una espectacular vista panorámica de toda la ciudad, y en especial de Los Riscos, los barrios de las colinas salpicados de casas de colores, muchas de ellas decoradas con la pintura sobrante de los barcos que arribaban al puerto.

En las calles que se arremolinan en la parte trasera de la catedral encontramos un pintoresco muestrario de arquitectura tradicional de estilo colonial –la ciudad sirvió de modelo para muchas ciudades fundadas en el Nuevo Mundo–, y también uno de los espacios museísticos más visitados de la ciudad: la Casa de Colón. Este edificio recibe su nombre en recuerdo a la antigua Casa del Gobernador, donde se alojó el almirante cuando recaló en la isla durante su primer viaje a las Indias.

Reformado en estilo neocolonial y neocanario, el edificio alberga hoy un museo que explora los viajes transoceánicos del almirante, además de una apasionante colección de piezas americanas y una selección de pinturas. Muy cerca de allí se encuentran también otros dos museos de gran interés. El primero de ellos es el Museo de Canarias, espacio ideal para descubrir la historia del archipiélago y la forma de vida y costumbres de sus aborígenes (la sala con la colección de momias guanches es espectacular); el segundo es el CAAM (Centro Atlántico de Arte Moderno), un lugar imprescindible para conocer las muestras más destacadas de arte contemporáneo.

Antes de poner rumbo a nuestro siguiente destino (el cercano barrio de Triana), hay que hacer una parada en el Mercado de Vegueta –uno de los más antiguos de Las Palmas–, repleto de puestos con productos de la isla (frutas, quesos, carnes…) y uno de los mejores lugares para mezclarse con los palmenses.

A solo unos pasos de allí encontramos el Teatro Pérez Galdós, bautizado en honor de uno de los hijos más ilustres de la ciudad. El célebre escritor vivió hasta los diecinueve años en un inmueble cercano a la calle Mayor de Triana, y hoy acoge la Casa-Museo del literato. En su interior se pueden descubrir todas las claves de la biografía del autor de los Episodios Nacionales, una visita que, además, permite cogerle el pulso a este animado barrio eminentemente comercial.

Barrio de Vegueta

Un breve paseo nos lleva ahora hasta la Alameda de Colón, un lugar perfecto para comer en alguno de los restaurantes que abren sus puertas en el entorno (una buena propuesta es La Butaca de Betty, con una carta que fusiona cocina local y asiática). Tras el almuerzo, nos dirigimos al señorial Gabinete Literario, una de las instituciones culturales con más solera de Las Palmas. Fundado a mediados del siglo XIX por cuatro ilustres grancanarios, hoy está dedicado a la difusión del arte en todas sus variantes.

El edificio se renovó a finales de esa misma centuria y hoy cuenta con una destacada colección pictórica y una biblioteca con más de 14.000 libros. En la misma plaza se levanta también el Hotel Madrid (y su Café), un establecimiento cuyos muros han visto pasar a multitud de personalidades. Una de ellas fue el dictador Francisco Franco, que pasó aquí la noche del 17 de julio de 1936, antes de sumarse al infausto golpe de Estado que sumió a España en el horror. La habitación en la que durmió aquella noche sirvió también de descanso a Brad Pitt cuando visitó la isla para filmar la película Aliados, además de a otros políticos, curiosos e incluso nostálgicos del Régimen.

Y ya que hablamos de hoteles con historia, toca seguir la ruta para conocer el Parque Dorama, donde se encuentra uno de los establecimientos más exclusivos de la isla: el Hotel Santa Catalina, fundado a finales del siglo XIX por empresarios ingleses. Hoy sigue conservando el aire señorial y lujoso que atrajo a personalidades como Winston Churchill, María Callas, Gregory Peck –quien rodó Moby Dick en Las Palmas–, Ava Gardner o la novelista Agatha Christie. Hoy es, además, un lugar ideal para disfrutar de una cena fantástica en uno de sus restaurantes, Muxgo, galardonado con una estrella Michelin.

DÍA 2: DE LA PLAYA A LA CALDERA DE UN VOLCÁN

El Confital

Después del desayuno, la mañana del segundo día hay que dedicarla a recorrer la playa de Las Canteras, otro de los emblemas de Las Palmas. Aunque la ciudad cuenta con otros cuatro arenales, este es sin duda el más destacado. Con tres kilómetros de arena dorada, en sus aguas cristalinas, al abrigo del arrecife de La Barra, es posible disfrutar del baño, practicar snorkel, bucear, hacer surf o recorrer la bahía del Confital en un agradable paseo en kayak. Una caminata por el paseo marítimo también nos permitirá descubrir edificios singulares, como el Auditorio Alfredo Kraus, o disfrutar de una de las puestas de sol más espectaculares de toda la isla.

Después de comer (el restaurante Tabaiba, otro estrella Michelin, es una apuesta segura), damos un paseo hasta el puerto de la ciudad, en cuyas proximidades encontramos el imponente castillo de la Luz, primera fortificación de la isla y actual sede de la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino, un espacio dedicado a la difusión cultural en la que se custodia parte de la obra del reconocido escultor grancanario.

Es momento de poner rumbo al sur de la ciudad para descubrir uno de los parajes naturales más espectaculares: el Jardín Botánico Viera y Clavijo. Creado en la segunda mitad del siglo XIX a pocos kilómetros del centro, sus 27 hectáreas ofrecen un frondoso recorrido por toda la flora de la región de la Macaronesia, con ejemplares de cientos de especies endémicas, y espacios como el bosque de laurisilva, el bosquete de dragos o el jardín ornamental.

El último rincón de la ruta no está muy lejos de allí y resulta igual de imponente: el Pico de Bandama, donde encontramos un mirador que no solo regala una panorámica fabulosa de la ciudad y el mar, sino también de la caldera del mismo nombre, un espacio protegido, vestigio del pasado más ardiente de la isla y que ofrece una de las estampas más auténticas e irrepetibles de Las Palmas de Gran Canaria.