Berlín es una ciudad donde la historia se siente en cada calle, en cada edificio, en cada rincón. Y si hubiera que establecer un centro físico a esa historia, ese sería muy posiblemente la majestuosa Puerta de Brandeburgo. Es precisamente ahí, donde se alza el Hotel Adlon Kempinski Berlin, que no solo uno de los hoteles más lujosos de Alemania, sino el que tiene más historia de la capital.

Mármoles relucientes, una fuente con elefantes en mitad del hall central, lámparas de araña y un servicio impecable te transportan a la época dorada del turismo de principios del siglo XX, donde cada detalle estaba cuidado al máximo. Pero ¿cómo llegó el Hotel Adlon a convertirse en este símbolo de elegancia? Hemos viajado hasta la capital alemana para conocer este hotel tan especial y descubrirte todos sus secretos.

Una historia marcada por los grandes acontecimientos del siglo XX

Hotel Adlon

El Hotel Adlon abrió sus puertas el 23 de octubre de 1907, gracias a la visión del emprendedor Lorenz Adlon. Nacido en Mainz en 1849, Adlon fue un exitoso comerciante de vinos y restaurador que, con el respaldo del emperador Guillermo II, decidió construir un hotel que rivalizara con los más lujosos de Europa. Con una inversión de 20 millones de marcos de oro, el Adlon se erigió en Pariser Platz, convirtiéndose rápidamente en el epicentro social y cultural de Berlín.

Durante las décadas de 1920 y 1930, el Adlon acogió a una pléyade de personalidades ilustres, desde la realeza europea hasta magnates industriales y estrellas de cine. Figuras como Charlie Chaplin, Albert Einstein y Marlene Dietrich pasearon por sus elegantes salones, consolidando la reputación del hotel como un símbolo de opulencia y sofisticación.

Sin embargo, el destino del Adlon tomó un giro trágico con la Segunda Guerra Mundial. Aunque el hotel sobrevivió en gran medida a los bombardeos, un incendio en mayo de 1945 destruyó gran parte de su estructura. No fue hasta 1997 que el hotel resurgió de sus cenizas, reconstruido meticulosamente para recuperar su antiguo esplendor. La encargada de este ambicioso proyecto fue la prestigiosa cadena hotelera Kempinski, la más antigua de Europa. La reconstrucción del Adlon fue una tarea monumental, que buscó no solo replicar la grandeza del pasado sino también incorporar las comodidades y tecnologías del siglo XXI. 

La rica historia del Adlon está salpicada de eventos y anécdotas que reflejan su estatus icónico. Una de las más célebres es la visita de Greta Garbo en 1932, quien, según se cuenta, conoció al magnate de la Metro-Goldwyn-Mayer, Louis B. Mayer, en uno de los ascensores del hotel, encuentro que marcó el inicio de su carrera cinematográfica en Estados Unidos. Más triste es la historia del propio Lorenz Adlon, quien, tras la abdicación del emperador en 1918, continuó cruzando la Puerta de Brandeburgo por el carril central, reservado anteriormente para la realeza. Este hábito le costó la vida en 1921, cuando fue atropellado por un automóvil en ese mismo lugar.

En tiempos más recientes, el Adlon se ha convertido en un escenario frecuente de reuniones políticas y eventos exclusivos. Uno de los momentos más recordados en la historia moderna del hotel fue cuando Michael Jackson, en 2002, sosteniendo a su hijo Prince Michael II, lo sacó por el balcón de su suite, un hecho que generó gran polémica mediática.

Así es por dentro el Hotel Adlon

Hall del Hotel Adlon

Desde que los huéspedes cruzan sus puertas, el Hotel Adlon Kempinski deslumbra con su majestuoso hall central, un espacio que evoca la grandeza de los grandes hoteles europeos. En el corazón de este imponente vestíbulo se encuentra la famosa fuente de los elefantes, una pieza que rinde homenaje a la historia del hotel y que se ha convertido en un símbolo del mismo. Rodeado de lujosos sofás y bañado por la luz cálida de las imponentes arañas de cristal de Murano, el espacio es un punto de reunión habitual para berlineses y turistas. Merece la pena visitarlo aunque no estés alojado en el hotel.

El establecimiento cuenta con 307 habitaciones y 78 suites, incluyendo tres presidenciales. Están diseñadas con materiales nobles como la madera de cerezo, granito negro o mármol claro. Destacan especialmente los baños, de gran amplitud con duchas separadas, bañeras de lujo y mobiliario de diseño exclusivo.

Las tres suites presidenciales representan el máximo nivel de lujo y exclusividad, cada una con características distintivas. La Imperial Suite es la más grande del hotel, con 220 m² que pueden ampliarse hasta 420 m² al incluir suites adicionales y un área especial para personal de seguridad. Su diseño combina influencias europeas y asiáticas, e incluye una sala de estar con chimenea, despacho, comedor, dormitorio principal con vestidor, baño de 30 m² con jacuzzi, sauna finlandesa, área de masaje y gimnasio privado.

Por su parte, la Presidential Suite “Brandenburger Tor” ocupa 185 m² y destaca por sus espectaculares vistas de la Puerta de Brandeburgo, el Tiergarten y la Cúpula del Reichstag. Su diseño combina elementos clásicos y contemporáneos con inspiración Art Déco. Dispone de una sala de estar, dormitorio con cama de dosel, comedor, despacho, vestidor y un lujoso baño con jacuzzi y ducha de vapor.

La más emblemática es, no obstante, la Royal Suite. Inspirada en los apartamentos privados de la nobleza de los años 20, esta suite de 185 m² ha recibido a monarcas y jefes de estado. Su diseño elegante incluye un gran vestíbulo redondo, sala de estar con chimenea, dos dormitorios, despacho, comedor privado y una cocina equipada. El baño principal está revestido en mármol y cuenta con sauna, jacuzzi y ducha de vapor. Destacan sus acabados con suelos de parquet de roble y tapices de seda pintados a mano, lo que refuerza su ambiente regio y exclusivo.

Una oferta gastronómica de Estrella Michelin

La experiencia culinaria en el Adlon es tan impresionante como su historia. El hotel alberga tres restaurantes y dos bares, cada uno con su propia personalidad. El más destacado es el Lorenz Adlon Esszimmer, galardonado con dos estrellas Michelin bajo la dirección del chef Jonas Zörner, que se incorporó hace unos meses.

Originario de Berlín, Zörner es el primer chef local en liderar esta cocina. Su formación comenzó en el restaurante Facil, con dos estrellas Michelin, donde desarrolló una sólida base en la alta gastronomía. Más tarde, adquirió experiencia internacional en Zúrich, trabajando en The Restaurant, el icónico establecimiento del Dolder Grand Hotel dirigido por Heiko Nieder

Jonas Zörner

De vuelta a Berlín, se unió a GOLVET, un restaurante de alto nivel con vistas panorámicas a la ciudad, donde ascendió rápidamente desde Chef de Partie hasta Head Chef. Durante su liderazgo, GOLVET mantuvo su estrella Michelin desde 2021, consolidándose como uno de los referentes gastronómicos de Berlín. En 2022, Zörner fue nombrado Maestro Cocinero de Berlín y nominado a Chef Emergente del Año por la revista Der Feinschmecker. Zörner trabajará junto a un equipo experimentado, encabezado por Maître Oliver Kraft y el Head Sommelier Hans-Martin Konrad, recientemente reconocido entre los mejores 50 sumilleres de Alemania por Rolling Pin Convention

Ahora, en este íntimo comedor con vistas a la Puerta de Brandeburgo, ofrece una reinterpretación moderna de la alta cocina europea. Platos como el foie gras con peras especiadas o el pescado de temporada con salsas delicadas son una oda a la precisión y el sabor. Abierto solo cuatro noches a la semana, es un lugar donde la exclusividad y la excelencia se dan la mano.

Para una experiencia más relajada, Quarré sirve almuerzos y cenas en un espacio elegante con terraza, ideal para disfrutar de clásicos alemanes como el schnitzel o una currywurst elevada a categoría gourmet. Sra Bua, por su parte, aporta un toque asiático con su cocina sofisticada y un bar que se transforma en punto de encuentro nocturno para berlineses y huéspedes. El famoso lobby bar, corazón social del hotel, es perfecto para un té de la tarde o un cóctel nocturno, mientras que la cafetería junto a Unter den Linden ofrece dulces y café a precios más accesibles.

Una nueva piscina interior y un spa de gran lujo

Tras ocho meses de renovación, el hotel reabrió su piscina interior en un nuevo concepto que combina materiales cálidos como la madera de roble blanqueada con superficies de yeso brillante y mobiliario de lujo, creando un entorno sofisticado y relajante. El punto central es su piscina revestida en elegante negro con efecto marmolado, iluminada con un innovador sistema de luces LED desarrollado en colaboración con L-Plan LIGHTING DESIGN, que evoca la sensación de nadar en un mar brillante al atardecer.

El proyecto de rediseño, dirigido por jagdfeld design KG bajo la visión de Anne Maria Jagdfeld, se ha desarrollado en conjunto con Kempinski Hotel Group y DH Deutsche Development Holding, dando lugar a un refugio de bienestar de 900 m². La nueva zona de relajación incluye una chimenea, amplios espacios de descanso y un whirlpool a temperatura óptima, reemplazando por completo el antiguo diseño de inspiración romana por una estética moderna y sofisticada.

Además de la piscina, la oferta de bienestar se amplía con un área de sauna de sauna finlandesa, una soft sauna de baja temperatura, un baño de vapor de mármol al estilo de un hammam árabe, una cascada de hielo y una piscina de inmersión fría. También se han incorporado duchas sensoriales con efectos de lluvia tropical, sonidos ambientales y esencias aromáticas, proporcionando una experiencia multisensorial muy agradable.

El hotel cuenta también con su espacio Adlon Spa by Resense, un lujoso spa que ofrece una amplia gama de tratamientos diseñados para revitalizar cuerpo y mente, utilizando productos de alta calidad de marcas reconocidas como 111SKIN y Babor.  Con una extensión de aproximadamente 900 metros cuadrados distribuidos en tres niveles, el spa cuenta con ocho salas de tratamiento y tres suites privadas equipadas con bañera o jacuzzi, duchas con baño de vapor integrado o sauna. Cada espacio está cuidadosamente diseñado con fuentes de luz ambiental y vestidores privados, creando un entorno que promueve la relajación profunda.

Y una colorida sorpresa final …

Adlon Flower Atelier & Boutique

Una de las incorporaciones más recientes del hotel es, sin duda, uno de mis espacios favoritos por su original concepto. Y es que, en noviembre del año pasado, el hotel inauguró en uno de sus laterales la Adlon Flower Atelier & Boutique.

Ubicada en la entrada de Behrenstrasse, la tienda destaca por sus paredes de madera cálida, grandes ventanales y un espacio central presidido por una gran mesa de estudio, evocando la rica historia del hotel con fotografías en blanco y negro del antiguo Hotel Adlon. El proyecto ha sido liderado por Mario Weidner, jefe de floristería del hotel desde 2001, junto con su equipo de expertos, quienes diariamente decoran los espacios del Adlon con arreglos florales y el cuidado de las plantas que están presentes en todos los rincones del hotel.

Entre las flores más exclusivas que podemos encontrar en la tienda destacan la amaryllis ‘Casablanca’ y las rosas ‘Pink Floyd’ o ‘Country Blues’, variedades poco comunes en el mercado minorista. Además, la boutique ha encargado su propia Adlon Rose, una flor de tonalidades albaricoque y rosa inspirada en la visita de la reina Isabel II en 2015, que estará disponible a partir de 2026.