La pared que empieza a levantarse y el labio se curva generando un hueco por el que habrás de navegar. A toda velocidad, doblas las rodillas y te reduces a la mínima expresión para propulsarte al otro lado...
Porque hay que salir, si no, no sirve, la fuerza del agua te arrollará y saldrás despedido. Y justo cuando la pared va a caer, cuando el labio se cierra, asomas la tabla manteniendo el equilibrio a duras penas. Recuperas la verticalidad y suspiras: has cogido un tubo y "vivido" para contarlo, la experiencia más electrizante del surf.
Carcavelos, los tubos más 'heavis' de Lisboa

Puede que los tubos que hemos visto este pasado febrero en Carcavelos no sean como los de Jaws en Hawái o los de Mavericks en California, pero es de lo mejor que vamos a tener a este lado del mundo.
Porque cuando el viento sopla, esta playa urbana entre los municipios de Cascais y Oeiras ofrece a los tube riders las condiciones ideales para protagonizar el capítulo perfecto de la costa lisboeta.
Y es que en menos de 20 minutos desde el centro de la capital portuguesa te plantas en esta playa de un kilómetro y medio protegida por la imponente presencia del fuerte de São Julião da Barra, una de las fortalezas costeras más asombrosas de la costa portuguesa y actual residencia oficial del Ministro de Defensa.
Porque Portugal sabe mucho de olas, como la mítica (y gigante) de Nazaré, las de Ericeira o incluso algunas de Madeira, pero no hay mejor playa cerca de Lisboa para poner a prueba tus habilidades sobre la tabla que Carcavelos.
Esperando la gran ola en Carcavelos

Ya son once ediciones las que se han vivido de Capitulo Perfeito en Carcavelos, uno de los eventos más singulares del surf peninsular. Y es que esta competición no tiene unas fechas fijas, su celebración depende de las condiciones meteorológicas.
Y tiene todo el sentido del mundo puesto que si no sopla el viento y las mareas no acompañan, no se generan olas. ¿Y cómo vamos a puntuar a los mejores tube riders del mundo si no hay tubos que coger?
Por eso, el Capitulo Perfeito de Carcavelos se "inicia" ya en enero, cuando se establece un periodo de espera que finaliza a mediados de marzo. Son semanas de nervios para los organizadores y revisiones constantes de los partes meteorológicos, esperando que el Atlántico haga de las suyas y lleguen olas pesadas a la costa.
Y también son semanas de nervios para los participantes... porque no saben cuándo van a surfear. Este 2025 todo se organizó en apenas tres días, cuando se certificó que el tercer fin de semana de febrero íbamos a tener, por fin, unos tubos decentes.

Y, claro, con tan solo tres días de antelación no todos los deportistas están en disposición de acercarse a Carcavelos, aunque el premio de 25.000 euros para el ganador masculino sea un buen botín para hacer la maleta deprisa y corriendo.
Este 2025, por ejemplo, causó baja Aritz Aranburu, el surfista español más destacado de los últimos años, curtido en Mundaka, y doble ganador de esta competición, en 2016 y en 2022. Pero sí pudo estar Cam Richards, un surfista llegado de Carolina del Sur en Estados Unidos, donde no se puede decir que haya muchos tubos...
Pero tanto Richards como Yolanda Hopkins (que se llevó la competición femenina) lograron dominar las olas tuberas de Carcavelos cerrando este capítulo perfecto del invierno lisboeta, antes de que esta playa cambie de perfil con la entrada de la primavera, cuando se convierte en una playa familiar... y abarrotada.
São Julião da Barra, la fortaleza de Carcavelos

Lo más probable es que ni Richards ni Hopkins supieran que estaban surfeando a pocos metros de la residencia oficial del mandamás de la Defensa portuguesa. Resulta hasta cierto punto paradójico que una faceta gubernamental tan severa como la Defensa tenga vistas a los mejores tubos de Lisboa, pero lo cierto es que mucho antes de que alguien cogiera una tabla en la costa portuguesa ya existía esta impresionante fortaleza.
Marcando actualmente la frontera entre los municipios de Oeiras y Cascais, esta mole pétrea que se asoma al extremo occidental de la orilla norte de la inmensa ría del Tajo se construyó ya en el siglo XVI, durante el reinado de Juan III, en una etapa en la que Portugal se estaba convirtiendo en una de las grandes potencias mundiales de la navegación.
Y por aquí pasaban muchas embarcaciones en el trayecto Lisboa-América por lo que cualquier precaución era poca. Reconocido como el mejor complejo militar de estilo Vauban de todo Portugal, fue denominado durante siglos como el "Escudo del Reino" por su importancia militar.
Aunque ya hace décadas que no cumple una función estrictamente defensiva, para reconocer la relevancia de este enclave en la historia portuguesa es la residencia oficial del Ministro de Defensa desde hace años.
Así que, si te pierdes por Carcavelos y acabas en chanclas y con tu tabla en la entrada de São Julião da Barra, que sepas que sin cita previa (aunque sea para "devolver" Olivenza) no te podrás reunir con el ministro Nuno Melo, que a buen seguro desearía bajar a coger unos tubos tal como se está poniendo el panorama militar en Europa...
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