Navarra puede presumir de contar con una diversidad geográfica realmente impresionante si pensamos en su extensión relativamente reducida. Bosques de ensueño, desiertos únicos en Europa o fértiles campos de cultivo se dispersan de forma casi imposible a lo largo de su territorio.

Si queremos tener un primer acercamiento a esa diversidad tan interesante lo mejor que podemos hacer es acercamos a Tierras de Iranzu. Un pequeño territorio a apenas media hora de Pamplona que Descubrir.com pudo visitar recientemente y que ha conseguido conquistarnos.

¿Dónde se localiza Tierras de Iranzu?

Tierras de Iranzu

Tierras de Iranzu es una región comprendida entre el Valle de Guesalaz y el Valle de Yerri a la que pertenecen los pueblos de Albárzuza, Lezaun y Salinas de Oro. No se trata de una comarca propiamente dicha ni de una circunscripción territorial con un carácter oficial. Su denominación nace de la unión de estas localidades con los diferentes agentes sociales y económicos que participan de las mismas con el objetivo de impulsar el turismo y la economía del lugar. La unión hace la fuerza y en Tierras de Iranzu lo están aplicando al pie de la letra.

Geográficamente nos encontramos en lo que se conoce como la zona media de Navarra y dentro de la Merindad histórica de Estella, una preciosa ciudad que encontramos a pocos kilómetros. Muy cerca también podemos visitar otras bonitas localidades como Puente de la Reina, un importante eje del Camino de Santiago que sin duda ha influenciado de forma importante la historia de este territorio.

Se encuentra rodeada por imponentes accidentes geográficos que condicionan enormemente su relieve. Al norte vislumbramos las Sierras de Urbasa y Andía o el Valle de Goñi. Las Peñas de Echávarri en el oeste o la Peña de Echauri en el este marcan los límites de los valles que se deslizan hacia el sur. Y en mitad de esta belleza natural nos esperan muchas sorpresas

Un oasis de arte y cultura

Monasterio de Iranzu

Las Tierras de Iranzu han sido siempre un refugio de paz y calma que ha atraído de forma inevitable a artistas, intelectuales y también a monjes o personas religiosas en busca de esa paz que les permitiera conectar mejor con su dios.

El ejemplo más evidente sería el Monasterio de Iranzu, una preciosa construcción de estilo cisterciense que empezó a levantarse en el siglo XII y que fue sufriendo modificaciones hasta principios del siglo XIV por lo que su visita nos ofrece un fantástico viaje de transición entre los estilos románico y gótico. La joya del Monasterio es, sin duda, su fabuloso claustro que recoge la influencia francesa de la época y resulta realmente cautivador.

A través de él podemos acceder a otras interesantes partes como la Iglesia de estilo gótico, que destaca por sus altas bóvedas y la enorme sobriedad y limpieza de sus muros. O la sorprendente cocina monumental del siglo XIII, que gira alrededor de una enorme chimenea central soportada por cuatro arcos apuntalados y es uno de los ejemplos mejor conservados de estilo cisterciense.

Detalle de la Ermita de Santa Catalina de Alejandría

Otro interesante templo que podemos encontrar en este territorio sería la misteriosa ermita de Santa Catalina de Alejandría. Una sencilla y sobria construcción que presume de un fantástico conjunto de canecillos y capiteles que incluyen todo tipo de personajes y seres mitológicos. Es recomendable organizar una visita guiada para entender todo el valor simbólico que esconde su aparente sencillez.

El románico navarro dejó muchos más ejemplos como la Iglesia de Santa María de Eguiarte, en el Valle de Yerri; la Iglesia de la Natividad de Garisoain, convertida en el museo del tallista navarro Bernabé Imberto; o la coqueta Ermita de Santa Catalina de Alejandría.

Pero no solo encontraremos arte religioso en estas tierras. Como decíamos antes, muchos artistas e intelectuales se han sentido atraídos por la belleza y la paz que transmiten su entorno natural. Uno de ellos fue el escultor belga Henri Lenaerts (1923 – 2006) quien, en la década de los 70 del siglo pasado, decidió instalarse en el pequeño pueblo de Irurre en una antigua casona del siglo XVII con unas impresionantes vistas al valle de Guesálaz, el embalse de Alloz y la sierra de Urbasa.

Estudio de Henri Lenaerts

Allí vivió durante 35 años hasta su fallecimiento en 2006, cuando su mujer Paulette decidió convertir la residencia en una casa museo que hoy podemos visitar. El exterior de la casa es un extenso jardín reconvertido en un auténtico museo al aire libre donde podemos disfrutar con 22 esculturas de bronce del autor repartidas a lo largo de un embaucador paseo entre flores, fuentes y un precioso estanque de estilo japonés.

El interior de la residencia también se ha reformado para albergar la sede de su Fundación y algunas salas de exhibición. No obstante, otras estancias se han conservado tal y como eran como, por ejemplo, el estudio del artista, la cocina de la casa o la habitación personal de Henri. Una visita realmente interesante para conocer la obra de este reconocido artista belga que no resulta tan conocido en nuestro país.

Naturaleza y Senderismo

Parque Natural de Urbasa y Andía

Las Sierras de Urbasa y Andía suponen un telón de fondo maravilloso para nuestras fotografías y una pertinente frontera climática que frena las humedades provenientes del Cantábrico y protegen a los valles de Guesálaz y Yerri creando fantásticos paisajes y un impenetrable tapiz de hayas, arces, tilos, acebos, fresnos, pinares o tejos como el de Otsaportillo, protegido como monumento natural.

La gran joya de Tierras de Iranzu es sin duda el Parque Natural de Urbasa y Andía, que ocupa una extensión de más de 21.000 hectáreas y comprende las sierras homónimas y la Reserva Natural del Nacedero del Urederra. Lo que más llama la atención de este valioso ecosistema son sus bosques de hayedos, que en otoño se muestran realmente cautivadores. Una más que interesante alternativa a la conocida Selva de Irati, también en Navarra, que en los últimos años ha empezado a sufrir cierta masificación. El tipo de terreno ha propiciado también un gran número de cuevas y dolinas que podremos visitar en alguna de las numerosas rutas de senderismo que recorren este Parque Natural.

Entre esta exuberante vegetación se extiende imponente el Embalse de Alloz, una amplia extensión de aguas salinas que nos sorprende por sus claras aguas de azul turquesa. Cuenta con dos zonas de baño acondicionadas en Lerate y Ugar, así como una gran oferta de servicios y actividades acuáticas como vela, windsurf, parapente, piragüismo o paddle surf. Si queremos acceder a las zonas de baño es necesario reservarlo de forma previa a través de su página web.

Artesanía y gastronomía en Tierras de Iranzu

Jesús Prieto y Amaia Prieto de Baku Barrikupel

La zona media de Navarra es una región especialmente rica en materias primas y en ella podremos encontrar una gran variedad de productos de primera calidad. Empezando por algunos de los mejores vinos navarros como los de Bodegas Tandem, Bodegas Lezaun o Bodegas Aroa en Zurukain, que ofrecen interesantes visitas guiadas para conocer una zona vitivinícola que, no podemos olvidar, se encuentra muy cerca de La Rioja.

Si queremos probar el famoso pacharán navarro nada mejor que acercarnos hasta Bodegas Azanza en Abárzuza con más de doscientos años de historia. Es también tierra de algunos productores de miel artesanal como la que elaboran los hermanos Gorena o las de Mielería La Sacristana y Mielería Eztitsu. Y, estando en el norte de España, no podemos irnos sin deleitar algunos fantásticos quesos de oveja. Auténticas delicias artesanales como las que elaboran en la Quesería Aramendia, en Quesería Susperregui, Urrizaga o Quesería Aldaia.

Tierras de Iranzu también es tierra para artesanos en busca de inspiración. En nuestro viaje tuvimos la suerte de conocer el trabajo de Baku Barrikupel, un pequeño negocio familiar ubicado en Zabal, en pleno Valle de Yerri. Desde allí llevan algunos años experimentando con el diseño y la fabricación de lámparas y otros elementos del hogar con materiales reciclados. Y, especialmente, con las láminas de antiguas barricas de roble.

Y es que su fundador Jesús Prieto, que trabajaba como ebanista, se dio cuenta que cada año se tiraban multitud de barricas de roble, una madera de altísima calidad. Convencido de que ese material se podía usar para elaborar muebles, en 2018 se unió a su hija Amaia que estudiaba diseño industrial para lanzar esta marca tan especial de elementos decorativos. Ofrecen visitas guiadas a su taller artesanal donde explican cuál es el proceso de reciclaje y fabricación de sus productos, incluyendo la posibilidad de almorzar en su bonito jardín.

Como habéis podido comprobar, un viaje por Tierras de Iranzu nos permite disfrutar de toda clase de experiencias: turismo cultural, senderismo, deportes de aventura, gastronomía o la artesanía más auténtica. Nada mejor que acercarte para descubrirlo en tu próxima escapada por Navarra.