"La irracional fiebre desecatoria del desarrollismo español también alcanzó a la Janda", cambiando ¿para siempre? el aspecto del humedal interior más extenso de la península ibérica y el más meridional de Europa. Así se refiere la Asociación de Amigos de la Laguna de la Janda a este perdido emblema de la geografía gaditana que da nombre a toda una comarca.
Mientras los planes para recuperar esta lámina de agua que llegó a tener 12 kilómetros de largo por 7 de ancho avanzan a paso lento, nosotros visitamos esta comarca de Cádiz para disfrutar de su exultante combinación de paraíso interior y costero: ocho municipios que conjugan algunos de los rincones más populares de la provincia con los más desconocidos.
La Janda, dos Cádiz por el precio de uno

La prueba fehaciente de que La Janda aúna lo mejor de dos mundos es su gastronomía: "En el sur se fríe, en el centro se asa y en el norte se guisa", reza el dicho. De las delicias marítimas de la legendaria almadraba de Barbate a la vaca retinta pasando por la huerta jandeña, esta comarca sabe rico en todos sus rincones.
Porque La Janda se suele dividir entre Janda Litoral, formada por Conil de la Frontera, Vejer de la Frontera y Barbate, y la Janda Interior, con Benalup-Casas Viejas, Medina Sidonia, Paterna de Rivera, Alcalá de los Gazules y San José del Valle. Nosotros empezamos nuestra ruta por el final, por La Janda más desconocida.
La Janda interior

Entre la Sierra de la Sal, la de las Cabras y la del Valle se ubica San José, que toma el apellido de esta última. De hecho, a nivel geográfico e histórico esta localidad forma parte de la Campiña de Jerez, pero ha terminado integrándose en la mancomunidad de La Janda administrativa y turísticamente.
Tal vez también por la reciente historia de "disputa" de los vallenses con el vecino Jerez de la Frontera que cristalizó un 1 de abril de 1995 cuando se aprobó la constitución de un nuevo e independiente municipio, convirtiéndose en el número 44 de la provincia. Por eso cada 1 de abril se celebra en San José del Valle su particular Fiesta de la Independencia.
Y la mejor forma de disfrutar de este pueblo, una vez recorridas sus calles, es subirse a la montaña que le da nombre ubicada al sur y alcanzar la Cruz del Valle: desde aquí se puede ver tanto el embalse de Guadalcacín como los bosques de Los Alcornocales. De hecho, a pocos minutos de aquí se encuentra la entrada norte al bosque de alcornoques más grande de España.
Todavía en el término municipal vallense, ya de camino a Paterna de Rivera, pasamos ante el castillo de Gigonza, una de las fortalezas de origen musulmán mejor conservadas de La Janda, lugar en el que también fueron muy famosos unos baños que aprovechaban un manantial de aguas sulfurosas.
Ya en Paterna de Rivera debemos hablar de flamenco porque, cuenta la leyenda, esta localidad alumbró hace más de dos siglos el cante por peteneras gracias a una cantaora apodada La Petenera.

"Copla de angustias totales, sin un tercio que vivifique la esperanza, si un dejo que nos revuelva la pena, cante grande, con grandeza de mausoleo, con un enorme chorro de tristeza que va deshojando cada tercio".
Así define este palo del flamenco el poeta Julio Mariscal Montes, natural de Arcos de la Frontera, palabras que recoge el monumento a la Petenera que se encuentra en la calle homónima, en la entrada meridional del pueblo.
Cada mes de julio, Paterna de Rivera se viste de gala para celebrar el Concurso Internacional de Cante por Peteneras que está a punto de alcanzar sus cincuenta ediciones.

Nos desviamos ahora hacia el este, ya cerca de las primeras estribaciones de la Sierra del Aljibe donde nace el río Barbate que riega toda la comarca, para conocer Alcalá de los Gazules, municipio integrado en Los Alcornocales formando parte también de la Ruta del Toro que rinde homenaje al Toro de Osborne, declarado Bien Etnográfico de Andalucía.
Y ya que estamos aquí debemos iniciar otra ruta que nos lleva al balcón natural más alto de la comarca, el Picacho, con sus 882 metros de altura, en pleno Parque Natural de los Alcornocales: acércate al Área Recreativa El Picacho y recorre los ocho kilómetros de la ruta. Pero acuérdate de que en determinadas épocas del año se requiere autorización.
De regreso a la A-393, principal vía de la comarca, es hora de visitar Medina Sidonia, el emblema cultural jandeño por excelencia. Y es que su propio nombre ya tiene empaque nobiliario, aunque su historia arranca mucho antes de que se formara el ducado de Medina Sidonia, allá por mediados del siglo XV.

Y la mejor forma de conocer esta historia es acercándote al conjunto arqueológico Cerro del Castillo donde se nos explica que existen vestigios materiales de la Edad del Bronce, aunque lo más destacado sean los restos del castellum militar romano que vivió su esplendor en el Alto Imperio.
Posteriormente fue transformado en alcázar árabe para finalmente convertirse en el el castillo del Primer Duque de Medina Sidonia desde el siglo XV.
Pero es que, por si fuera poco, Medina Sidonia también cuenta con la ermita más antigua de Andalucía, la de los Santo Mártires, ubicada al sur de la localidad. Los historiadores la datan a principios del siglo V, en época visigoda, edificándose sobre una construcción previa romana.
Y nuestra última parada en La Janda interior es Benalup-Casas Viejas, una localidad que también nos ofrece varias lecciones de historia antigua y contemporánea.

Para empezar, el Espacio Conmemorativo de los Sucesos de Casas Viejas 1933 nos trata de explicar uno de los acontecimientos más controvertidos de la historia reciente de nuestro país y que hicieron temblar la Segunda República, que no tardaría en estallar por los aires poco tiempo después.
Pero Benalup también homenajea su pasado prehistórico en el Centro de Interpretación Cádiz Prehistórico destacando la cercana presencia de la Cueva del Tajo de las Figuras y conjunto dolménico con diversas pinturas rupestres del Neolítico y el Calcolítico.
La Janda litoral

Entre Benalup y Barbate se halla justamente la zona palustre en la que se ubicó durante siglos la Laguna de la Janda que da nombre a toda la comarca. Y es que por aquí desciende el río Barbate desde su nacimiento en la Sierra del Aljibe.
El municipio que heredó el nombre del río no merece mucha presentación ya que en su territorio se encuentran algunas de las localidades y playas más veneradas de la provincia. Qué decir de Zahara de los Atunes, el oasis de Cádiz, o Caños de Meca, otra leyenda turística del litoral gaditano.
Pero Barbate también cuenta con otros tesoros naturales, como el Parque Natural de la Breña y Marismas del Barbate, de alguna forma, el heredero de la vieja laguna, al menos para miles de aves que la frecuentan.
Aunque es un parque mucho más pequeño que el vecino de Los Alcornocales, merece la pena disfrutar de esta singular combinación de pinares, dunas, marismas y acantilados, porque sí, aquí tenemos hasta un acantilado, el del Tajo, donde se ubica la torre homónima: una torre vigía construida en el XVI, financiada por la Casa de Medina Sidonia para proteger la costa de los piratas.

Y no podemos pasar por Barbate y no hacer referencia al Cabo de Trafalgar que nos recuerda una de las batallas más importantes de la historia contemporánea española, aquella en la que la coalición franco-española naufragó ante la armada inglesa comandada por Nelson, el cual, no obstante, tampoco sobrevivió a la batalla.
Acércate al Balcón de Trafalgar, uno de los mejores miradores del litoral gaditano y rememora esta batalla para después pasear hasta el faro en su espectacular ubicación rodeado de dunas: uno de los mejores atardeceres de la costa andaluza.
Y tras coger unas olas en El Palmar, una leyenda del surf gaditano, visitamos Vejer de la Frontera, uno de los pueblos blancos más bonitos de toda la provincia, con un entramado urbano que fascina en calles como la del Arco de las Monjas con su famosa sucesión de contrafuertes.
Pero Vejer de la Frontera no es solo una bendición urbana y natural, sino también artística gracias a la Fundación Montenmedio Contemporánea, un espacio museístico al aire libre único en España en el que se trata de combinar arte y naturaleza, incluyendo site specific de artistas como Marina Abramovic o James Turrell.

Y nuestro viaje por La Janda finaliza en Conil de la Frontera, una localidad que tal vez te suene un poco, ¿no? Playas como la de los Bateles o La Fontanilla y calas como la del Aceite o la de Roche hacen de este lugar uno de los más venerados de Cádiz.
Pero Conil de la Frontera también es cultura y gastronomía como podemos apreciar en La Chanca, el Centro de Interpretación y Documentación del Mar, el Atún y las Almadrabas que celebra la tradición de la pesca del atún que tantas alegrías ha dado a este litoral durante siglos: y qué mejor despedida que una terraza frente al mar disfrutando de un atún encebollao, uno de los platos estrella de la gastronomía jandeña.
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