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Al norte de la provincia de Huelva, camino ya de la frontera con Badajoz, se ubica Aracena, una localidad que creció alrededor del cerro del Castillo y a los pies del Monte de la Cruz.

Dando nombre a la sierra que domina el norte de Huelva, Aracena es un pueblo de altura rodeado de dehesas, arroyos y bosques de encinas y alcornoques, un paraíso para el senderista. Popular por albergar la Gruta de las Maravillas, una de las formaciones kársticas más visitadas de España, Aracena es un tesoro lleno de sorpresas que huele a romero y sabe a jamón.

Aracena, un tesoro entre bosques y dehesas

Aracena
El caserío de Aracena dominado por el cerro del Castillo. Fuente: Depositphotos

El término municipal de Aracena alcanza los 867 metros de altura lo que lo convierte en uno de los municipios de más altitud de la provincia. Este emplazamiento dominando buena parte del territorio llevó a los bereberes a establecerse en torno al cerro donde construyeron la primera fortaleza de Aracena. Y desde lo alto de esta construcción arranca nuestra visita a la localidad onubense.

Los restos del castillo que podemos ver en la actualidad pertenecen a la remodelación de la fortaleza que se produjo en el siglo XIII sobre la primitiva alcazaba. Conquistada por el rey de Portugal Sancho II en 1231, durante décadas alterna dominio portugués y castellano hasta que finalmente Alfonso X el Sabio interviene para que la localidad pasase a formar parte del Reino de Sevilla desde 1255, bajo control de la Orden de Santiago que mandó construir la iglesia de Nuestra Señora del Mayor Dolor.

Emblema de Aracena, esta iglesia se alza orgullosa en uno de los extremos del cerro destacando su torre mudéjar del XV diseñada siguiendo el esquema de la Giralda de Sevilla. Desde el exterior de la iglesia también se tiene una de las mejores perspectivas de los bosques, dehesas y montes bajos que se extienden al sur del pueblo.

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Iglesia de Nuestra Señora del Mayor Dolor de Aracena en el cerro del Castillo. Fuente: Unsplash

Dejamos ya el cerro del Castillo y nos dirigimos hacia la Plaza Alta, una deliciosa plaza adoquinada en forma de L en la que destaca la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Construida en el siglo XVI, sorprende por su singular planta salón con las tres naves a la misma altura y su fachada de poderosos contrafuertes en la que prima la horizontalidad siguiendo la tónica de su interior.

En la Plaza Alta también encontramos el Centro de Interpretación del Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche. Tras la visita al casco histórico de la localidad onubense y la expedición a la Gruta de las Maravillas, no debes perderte alguno de los muchos senderos que transcurren por la zona para degustar el sensacional patrimonio natural que también rodea Aracena.

Seguimos ruta cruzando la arbolada plaza de la Marquesa de Aracena donde su ubica el Ayuntamiento para continuar hasta la plaza del Marqués de Aracena, tal vez la más bonita del pueblo, rodeada de deslumbrantes edificios blancos entre los que destaca el Casino Arias Montano, un edificio de 1910 en el que despunta su preciosa fachada neoclásica: es obra de Aníbal González, artífice de la Plaza de España en Sevilla y cuya obra está muy presente en toda la localidad.

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Plaza del Marques de Aracena. Fuente: Wikipedia

A cinco minutos de la plaza del Marqués llegamos a uno de los imprescindibles de Aracena: el Museo del Jamón. No hay que olvidar que esta localidad se ubica a 20 kilómetros al este de Jabugo, localidad que da nombre al jamón más célebre de España.

Este museo se presenta como un centro de interpretación del cerdo ibérico: a través de siete salas con proyecciones y paneles recorreremos la historia de la crianza del cerdo y su vida en las dehesas del norte de Huelva, así como los procesos de curación y maduración del jamón.

Con la tarjeta Aracena Turística podemos acceder tanto al propio Museo del Jamón, como al Conjunto Monumental del Castillo, así como a la Gruta de las Maravillas, a la que ya nos vamos acercando. Pero antes visitamos la plaza de San Pedro donde se ubica la ermita homónima y buena parte de las esculturas que forman el Museo de Arte Contemporáneo al Aire Libre Andalucía (MACA).

La Gruta de las Maravillas de Aracena

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Gruta de las Maravillas de Aracena. Fuente: Andalucia.org

Cerca de la preciosa Fuente del Concejo, lavadero también diseñado por Aníbal González que recuerda la importancia que tiene el agua en toda la comarca, llegamos ya a la Antesala de la Gruta de las Maravillas. Nada en la fachada de esta sencilla construcción, obra del omnipresente arquitecto sevillano, anuncia la maravilla que nos vamos a encontrar.

Fue descubierta en 1850 tras las prospecciones mineras de la zona: no olvidemos que Aracena se ubica a solo media hora al norte de las Minas de Riotinto. Cuando los exploradores dieron con la cueva se maravillaron ante una insólita cavidad kárstica, pronto denominada Gruta de las Maravillas que se convertiría desde su apertura en 1914 en pionera del turismo subterráneo.

Gruta de las Maravillas de Aracena
Gruta de las Maravillas de Aracena. Foto de Descubrir.com

Aunque por la ubicación de la antesala tengamos la sensación de que esta cueva pertenece al caserío aracenense, desde su acceso en la calle Pozo de la Nieva penetramos a las entrañas del cerro en cuya cima se ubica el Conjunto Monumental del Castillo. La longitud total de este complejo subterráneo alcanza los 2130 metros, de los cuales casi un kilómetro y medio son visitables.

La visita turística de unos 50 minutos de duración hace un recorrido por las diversas salas en las que encontramos esas maravillas a modo de estalactitas verticales y excéntricas, estalagmitas, aragonitos —formaciones cristalinas de carbonato de calcio— o coraloides —pequeños nodos de calcita también llamadas ‘popcorn’ por su singular apariencia—.

Entre los espacios más destacados cabe citar el Gran Salón, la zona de mayor profundidad de la cueva con sus 100 metros desde la superficie, ubicándose justamente bajo el castillo o la Catedral que cuenta con una estalagmita que dicen se asemeja a la figura de la Virgen María y en la que se ubican también tres lagos: el Baño de la Sultana, el Lago de la Esmeralda y la Cristalería de Dios. Sin duda, un espectáculo que pone la guinda a uno de los pueblos señeros del norte onubense.