Llegar a la Valeta por mar, acercándote lentamente y entrando a su Gran Puerto, es una visión que no se olvida. Murallas, fuertes, fosos y bastiones te reciben recordándote que estás en un enclave estratégico, en una isla, la de Malta, cargada de historia y de leyendas y en una ciudad por descubrir con un impresionante patrimonio artístico y cultural.

Malta y la Valeta

Malta
Malta / La Valeta

La capital de Malta se levanta en una estratégica península, al sureste de la isla, adentrándose en el mar y dando origen a dos puertos naturales: el Gran Puerto y el Marsamxett. Fue en este lugar concreto, vigilando el Mediterráneo, donde se inició la construcción de la Valeta, una ciudad con vocación de fortaleza inexpugnable.

La historia de la Valeta arranca a mediados del siglo XVI, cuando el rey Carlos V cedió la isla de Malta a los Caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén una vez que estos fueran expulsados de Tierra Santa y, posteriormente, de Rodas.

Los denominados, desde entonces, Caballeros de la Orden de Malta, continuaron desde aquí su lucha para evitar el avance de los otomanos por el Mediterráneo. En 1566, tras un duro ataque y asedio a Malta por parte de los turcos, Jean Parisot de La Valette, gran maestre de la Orden, puso en marcha el proyecto de construcción de la Valeta, la ciudad amurallada que ha llevado su nombre hasta el siglo XXI.

Saqueada por el ejército de Napoleón, bombardeada con dureza durante la Segunda Guerra Mundial, convertida en colonia británica durante el siglo XIX, Malta es una república independiente desde 1964, y su capital, La Valeta, Patrimonio de la Humanidad desde 1980.

Lo que no te puedes perder en la Valeta

La Valeta
La Valeta/Foto: Unsplash

Tras las murallas color miel (proporcionado por la piedra caliza maltesa, variedad globigerina) se esconde una ciudad de rica arquitectura barroca que se alza frente al mar dejando asomar su silueta de cúpulas, agujas y torreones.

La Valeta no es demasiado grande y su centro histórico es peatonal casi en su totalidad por lo que, la mejor manera de descubrirla es recorriendo a pie sus vías principales como la animada calle República, eje principal que la atraviesa de norte a sur y de la que parten otras más pequeñas y realmente encantadoras. En el camino, además, son muchos los monumentos y edificios singulares a los que hay que prestar especial atención.

Fuente de los Tritones

En la parte alta de La Valeta, mirando de frente a la puerta de entrada a la ciudad, se encuentra esta gran fuente, hecha por el escultor maltés Vincent Apap, en 1959 y restaurada en 2018. Tres tritones sujetan un enorme cuenco entre los chorros de agua y una bella iluminación que puede contemplarse cada noche.

La escultural fuente contrasta con el foso, las antiguas murallas y la puerta de la ciudad. Desde aquí parte la calle República, con el Parlamento como primer edificio, de moderna fachada, que hay que contemplar.

Teatro Real

Próxima al Parlamento se encuentra una bonita plazoleta en la que destacan esbeltas columnas de estilo clásico. Son lo que queda de la estructura de la que fuera la Royal Opera House de la Valeta, destruida casi en su totalidad por los bombardeos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy, la plaza Real es uno de esos rincones con encanto que descubrir en la capital maltesa. La antigua opera se ha reconvertido en un teatro al aire libre.

Iglesia de la Victoria y Concatedral de San Juan

Interior concatedral de San Juan en La Valeta. Imagen William Jones en Unsplash

La Valeta destaca por el elevado número de iglesias barrocas que pueden visitarse (hay que recordar el origen de la ciudad bajo la Orden de los Caballeros). La primera que se levantó en la que sería nueva capital de Malta la tienes al cruzar la puerta de la ciudad. Es la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, construida tras el gran asedio, en 1566, para conmemorar la victoria, sucedida un año antes, de los Caballeros y del pueblo maltés frente a los otomanos.

Dejándola atrás y siguiendo la calle República, se encuentra uno de los templos más bellos de la Cristiandad y un monumento de visita imprescindible en La Valeta. Se trata de la concatedral de San Juan, un sobrio y elegante edificio del siglo XVI que encierra en su interior toda la espectacularidad y riqueza del estilo Barroco junto a obras de arte de valor incalculable.

Las capillas, de recargada decoración, dedicadas a las distintas lenguas presentes en la Orden, la magnífica bóveda con delicados frescos, los suelos en mármol (cubriendo más de 300 tumbas) y obras soberbias del gran Caravaggio (‘La decapitación de San Juan Bautista’) hacen que recorrer su interior sea siempre un acierto.

Albergue de Castilla

Albergue de Castilla. Diego Delso en Wikipedia

También en la zona más alta de La Valeta se sitúa el emblemático albergue de Castilla, uno de los principales lugares habitado por los Caballeros de San Juan durante el siglo XVI. En la actualidad es el despacho oficial del primer ministro de Malta. Reconstruido tras la Segunda Guerra Mundial, ha sabido conservar la majestuosidad de su fachada neoclásica con elementos barrocos. En su punto más alto, aún puede verse el escudo de Castilla – León.

Jardines de Barrakka

Imagen: Mariola Báez

Una de las panorámicas que jamás olvidarás de la Valeta es la que se contempla desde los jardines superiores de Barrakka, simplemente: majestuosa. Estos bonitos jardines, siempre con alegres flores y con una arcada que hace de particular balcón al que asomarte, te ofrece la vista de la ciudad fortaleza mirando a la entrada de mar que hace de Gran Puerto. En un extremo, como primer bastión, de defensa el fuerte Sant Elmo, y, de frente, las llamadas Tres Ciudades: Victtoriosa (con el fuerte Sant Angelo uniéndose a la defensa), Senglea y Cospicua.

Mirando hacia abajo verás la línea de antiguos cañones defensivos (saluting battery) que aún dispara dos veces al día y, descendiendo aún más, llegarías a los jardines inferiores de Barrakka, que se expanden casi hasta el mismo puerto. En los superiores, tienes disponible un ascensor que conecta la parte alta de la ciudad con la zona del Gran Puerto.

Palacio del Gran Maestre

Si te fascina la historia y el misterio que rodea a la Orden de los Caballeros de Malta, visitar el palacio del Gran Maestre te encantará. Se encuentra en el corazón de la Valeta, en la plaza de San Jorge y en la actualidad es la sede de la presidencia de la República de Malta.

Construido (como casi toda la ciudad) en el siglo XVI, es un palacio barroco cuyos bonitos patios interiores y sus espléndidas salas de rica ornamentación merecen una parada. Del palacio destaca, además, su magnífica armería, que permite imaginar a los Caballeros ‘en acción’.

Fuerte de Sant Elmo

En el extremo norte de la península donde se alza la Valeta, se encuentra el que es todo un emblema de Malta: el fuerte Sant Elmo (o San Telmo). La enorme fortaleza, construida en torno al 1530, parece adentrarse en el mar dispuesta a impedir el acceso a la isla a cualquier enemigo.

Se puede visitar para disfrutar de sus imponentes vistas y para viajar en el tiempo imaginando el gran asedio de 1565, en el que el fuerte de Sant Elmo y los Caballeros de San Juan resistieron más de un mes al ataque de los turcos. En la actualidad, la fortaleza es un interesante Museo de la Guerra. Como curiosidad, que gustará especialmente a los amantes del cine, decir que el fuerte Sant Elmo fue la terrible cárcel turca de ‘El expreso de medianoche’.

Otros lugares de interés

calle de la Valeta. Imagen de Reuben Farrugia en Unsplash

Un paseo por las calles de la Valeta supone descubrir algunos de sus secretos observando pequeños detalles y visitando lugares menos conocidos. En primer lugar, hay que insistir que en que gran parte del encanto de esta ciudad radica en sus calles. Una de las más bonitas es la empinada Triq Sant Orsla, que baja hasta la zona portuaria entre coquetas fachadas con ventanas y balcones de vivos colores.

También llama la atención la calle Santa Lucía, reconocible por las animadas terrazas que se colocan en los peldaños de sus escaleras y por los banderines, de distintos países, que la adornan como si fuese un barrio en fiestas.

Aunque estas son algunas de las más conocidas, en realidad, todas las callejuelas del centro histórico guardan detalles que las hace únicas: las hornacinas con santos y vírgenes, los pequeños talleres donde los artesanos y orfebres malteses hacen (y venden) sus filigranas en plata, los tradicionales cafés y alguna que otra sorpresa que puedes descubrir como: la Biblioteca Nacional de Malta, la Rocca Piccola, casa tradicional de la nobleza del siglo XVI abierta al público, o el coqueto teatro Manoel, uno de los más antiguos de Europa, te esperan en este recorrido fascinante.

Gastronomía, curiosidades, compras, ocio

C/ República, una de las más comerciales y animadas de la Valeta. Imagen: trabajo propio de Cosal en Wikipedia

Durante siglos, Malta ha sido un estratégico enclave en el Mediterráneo habitado por distintos pueblos de la antigüedad y conquistado por múltiples países e imperio. Cada civilización ha dejado su impronta en la isla y también en la Valeta. Además del inglés, se habla maltés, un idioma propio con múltiples influencias de otros, desde el turco o el español, al francés o italiano. Lo mismo ocurre con su gastronomía que ofrece platos elaborados con matices de las más variadas cocinas.

Como curiosidad y respecto al periodo colonial inglés hay que recordar que en Malta se conduce por la izquierda y que, si en tu recorrido por la Valeta te encuentras una típica cabina roja, al más puro estilo londinense, no debes sorprenderte.

En cuanto a la gastronomía maltesa, es rica y variada, basada en los productos mediterráneos y con platos de todo tipo. Entre los tradicionales destacan el estofado de conejo (Stuffat tal-fenek) y los pastizzi, especie de pastelitos de hojaldre rellenos de crema de queso o de guisantes, sin olvidar los platos de pasta, de clara influencia de la vecina Italia y los autóctonos bragioli, unos deliciosos rollitos de carne de ternera loncheada fina y rellena del popular queso gbejna.

¿Dónde probar estas irresistibles propuestas?… en algunos de los restaurantes y terrazas de la calle República, de la paralela Merchants Street o de la siempre animada calle Straits.

Si quieres, también en el paseo marítimo de la Valeta, en la zona del Gran Puerto, donde atracan los cruceros, encontrarás una buena oferta gastronómica, con opciones ideales para tomar algo y disfrutar del ocio nocturno.

Respecto a las compras, todo el centro histórico de La Valeta, especialmente la calle República y aledañas, están llenas de tiendas. Tienes desde prestigiosas firmas internacionales de moda, hasta un sinfín de pequeños comercios donde encontrar el souvenir perfecto, todo sin olvidar las joyerías y platerías donde quizá adquirir una tradicional cruz de Malta o alguna filigrana maltesa.

Excursiones

Son numerosos los lugares próximos a La Valeta que revisten interés y son ideales para completar la estancia en Malta.

Las Tres Ciudades

Fuerte Sant Angelo en Vittoriosa. Imagen trabajo propio Frank Vincentz en Wikipedia

Vittoriosa, Senglea y Copiscua son las llamadas Tres Ciudades, cada una ubicada en una de las penínsulas que se adentran en el mar del Gran Puerto, justo enfrente de la Valeta (las habrás observado desde el mirador de los jardines superiores de Barrakka).

Llegar a ellas es sencillo, ya que puedes hacerlo en autobús (parten de la plaza donde se encuentra la fuente de los Tritones, a la entrada de la Valeta), cogiendo el ferry que parte cada 20 minutos desde los jardines del down Barrakka (junto al ascensor) o bien en alguna de las tradicionales y coloridas barcas de pescadores (luzzus) muchas de ellas, hoy convertidas en atracción turística.

Las tres ciudades fortificadas, levantadas por los Caballeros de la Orden de Malta, pueden recorrerse a pie, pasando sin problemas de una a otra, y cada una ofrece extraordinarias vistas de la Valeta y sus murallas. En sus coquetas callejuelas vas a encontrar monumentos y edificios barrocos de máximo interés, como el fuerte de Saint Michel, en Senglea, el palacio del Inquisidor en Vittoriosa, o la iglesia de la Inmaculada Concepción en Copiscua.

Mdina

calle de Mdina. Marc Kleen en Unsplash

Fue capital de la Isla hasta la llegada de los Caballeros de la Orden de San Juan y esta pequeña ciudad medieval amurallada, magníficamente conservada, rebosa magia. Llama la atención el halo dorado que parece envolverla y también la sensación de tiempo detenido imperante. De hecho, a Mdina se la conoce como la Ciudad de Silencio (pese a que, en determinados momentos, la afluencia de turistas puede restarle encanto).

Escenario de películas y series (entre ellas la famosa Juego de Tronos) en Mdina hay que dejarse llevar y perderse en el laberinto de calles estrechas salpicadas de fachadas con elementos barrocos. Además, el palazzo Falzzon, el palacio Vilhena o la catedral de San Pablo son algunos de los monumentos a los que hay que prestar especial atención.

Hipogeo de Hal Saflieni

Declarado Patrimonio de la Humanidad, se estima que esta estructura prehistórica subterránea fue excavada sobre el 2500 a de C como espectacular templo y necrópolis.

El sorprendente hipogeo cuenta con tres niveles llegando hasta los 10 metros bajo tierra. Se encuentra a unos 15 minutos, en coche, de la capital maltesa y algunas de las importantes obras descubiertas en su interior, entre ellas la enigmática escultura de la Dama Durmiente, están en el Museo Arqueológico de Malta, en la Valeta, (también de visita más que recomendable).

Marsaxlokk

imagen de Yevheniia en Unsplash

En la zona este de la isla y a escasa distancia de la Valeta se encuentra este bonito pueblo de pescadores que ha ido ganando popularidad por el encanto que desprende. Su paseo marítimo, donde disfrutar de la luz del Mediterráneo y la presencia de las tradicionales barcas luzzus, hacen que esta sea excursión ideal para descubrir la Malta más marinera probando, de paso algunos de sus platos tradicionales de pescado.